2017 ha sido un año en el que he
acertado con las novelas leídas. Sobre todo a partir de junio (antes, por
desgracia, cayeron unos cuantos pufos y mediocridades en mis manos, ¡a quién no
le ha pasado algo así!). Da gusto encontrar libros que te animen a seguir
leyendo, que te inspiren, culturicen y, además, te sorprendan. Pocos consiguen
tanto. Sin embargo, siempre hay alguno al final del túnel y El
guerrero a la sombra del cerezo ha sido la guinda perfecta para
finalizar un buen año de lectura. Posiblemente una de las mejores novelas históricas escritas en los últimos años.
No he leído todas (más quisiera), pero esta, desde luego, es realmente buena,
muy buena. Varios años de trabajo necesitó el autor para terminarla. Me lo
creo. Sin duda, un novelón que bien vale la admiración del lector pues ha
quedado un trabajo exquisito del que
disfrutar sin tregua.
El guerrero a la sombra del cerezo es un volumen gordo (¡no temas!)
de más de setecientas páginas. ¡Por menos de veinte euros en papel!
Sinceramente, una ganga. No leía una novela histórica tan buena desde la
trilogía sobre Escipión el Africano de Santiago Posteguillo.
A pesar de su tamaño voluminoso
no me ha aburrido ni un instante. Quizás tuvo un bache a las doscientas o
trescientas páginas, pero fue un capítulo corto de menor calidad, poco más.
Normal, siendo un libro tan extenso. No obstante, el libro nunca dejó de entretenerme, interesarme y atraerme. Todo lo
contrario. Me ganaba a cada página. No me extraña, El guerrero a la sombra del cerezo posee una trama cautivadora que no se obstruye, sino que siempre avanza hacia
caminos inesperados. Tiene historia, costumbres, educación, misterio, acción, emociones,
pensamientos, dilemas y sorpresas.
Incluso una buena narrativa. Lo tiene todo.
Y llegados hasta aquí os
preguntareis de qué va este libro que pongo por las nubes. (¿Será que he tomado
mucho azúcar estas Navidades? ¡Ja! Que no, que el libro es muy bueno) Pues va
del Japón, de un general que cumple su deber y de un joven que quiere
sobrevivir y aprender. Va también de un médico metido en una conspiración cada
vez más peligrosa. Va, en fin, de samuráis y médicos, de matar y curar, de
mujeres que buscan quitarse el peso de la tradición, de rigidez costumbrista y de nuevos tiempos, de venganza o perdón,
de destinos escritos o destinos que se
escriben, de epopeyas y sacrificios,
del ser humano y su lucha por el poder. Va, por tanto, de muchas cosas. Se
aprende mucho de las costumbres de los
japoneses en una época de cambios, el siglo XVII, justo cuando la
modernidad empieza a empujar con fuerza contra el sistema de los señores
feudales. La atmósfera está muy bien conseguida. El libro me recordaba a las
películas japonesas sobre samuráis que un servidor ha visto en ocasiones.
El libro obtuvo el Premio
Hislibris de novela histórica y fue finalista del premio Fernando Lara. Además,
elegida Mejor novela histórica del 2017
para los lectores de XX Siglos, el
blog literario del diario 20 Minutos. Aunque se dice que, en general, creer en
los premios literarios es como creer en los Reyes Magos, no es de extrañar los
galardones recibidos, pues la obra bien los merece.
Como curiosidad, el autor
(natural de Cádiz), autopublicó la obra
y, posteriormente, ha sido publicada por Suma.
Sin duda, la recomiendo para
todos los lectores de novela histórica. Repito, una ganga.
SINOPSIS
Japón, finales del siglo XVI. El
país deja atrás la Era de los Estados en Guerra y se adentra en un titubeante
periodo de paz. Entre las víctimas del largo conflicto se halla Seizo Ikeda,
único superviviente del clan regente de la provincia de Izumo, huérfano a los
nueve años tras el exterminio de su casa. Hostigado por los asesinos de su
familia y condenado al destierro y al olvido, inicia un largo peregrinaje al
amparo de Kenzaburo Arima, último samurái con vida del ejército de su padre,
convertido ahora en su mentor.
En el otro extremo del país, Ekei
Inafune, un médico repudiado por aplicar las artes aprendidas entre los
bárbaros llegados de Occidente, se ve implicado en una conjura urdida a la
sombra de los clanes más poderosos del país. Una conspiración capaz de acabar
con el frágil periodo de calma que da comienzo.
Una novela cruda y bella, cargada
de matices, que nos hace viajar a través de un Japón devastado por más de dos
siglos de guerra, entre cuyas cenizas, sin embargo, florecen los más hermosos
cerezos.
Disfrutad de la lectura.
Carlos Álvarez
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